martes, 24 de abril de 2007

PELICULAS DE TRENES

Algunas peliculas sobre este tema:

Para no olvidar como homenaje a la creación del cine "ARRIVÉE D'UN TRAIN EN GARE DE LA CIUTAT" (1895), de Louis Lumière, acta de nacimiento del séptimo arte.

- El gran robo del tren
- Choque de trenes
- Un marido rico
- La bestia humana
- El maquinista de la general
- El emperador del norte
- El marqués de Salamanca (1948) de Edgar Neville
- El tren expreso
- El expreso de Andalucia
- El tren de John Frankenheimer

(continuara)
PERE SERRANO

miércoles, 18 de abril de 2007

NIVELES DE ESTUDIO DEL HOMBRE

Antes de separar las características del hombre, es necesario aclarar que ninguna “va por libre”. El hombre es una unidad, y cada acto libre ha pasado por la razón (N. Cognitivo), quiere o busca algo (N. Volitivo), incluye o no algún tipo de afecto, y se hace en busca de un fin. La primera característica del hombre, no incluida en el cuadro, es la autoconciencia: todo lo que conoce, hace o le afecta a una persona, es a esa persona, a ese yo. Y la conciencia de sí mismo queda “registrada” en la intimidad (aparece este término en el nivel cognitivo-espiritual, sin embargo envuelve al hombre; cada persona es su intimidad).

Nivel Cognitivo: sería la razón, que básicamente conoce. En un nivel físico, como los animales, conocemos. Diría incluso que de manera involuntaria: vemos, oímos, tocamos,... Es el campo de las impresiones y de las sensaciones: se almacena en la memoria y, también a nivel físico, la imaginación hace de todas estas impresiones sus propias mezclas.
El nivel psíquico sería el proceso consciente que hacemos con la información que aprehendemos por medio de los sentidos. Abstraer significa separar, sacar algo de lo que le rodea. Cuando vemos una manzana, captamos un olor, un sabor o un color. Nombrar esas sensaciones (por ejemplo, dulce), es universalizar esa sensación. Todos sabemos lo que significa “dulce”, sin embargo “dulce” en sí mismo no es nada: si no hubiesen “cosas” dulces (la manzana, por ejemplo), la abstracción “dulce” no tendría sentido. El nivel psíquico del conocimiento trabaja con conceptos abstractos (separados de su realidad inmediata).
En un nivel espiritual, hablaríamos de intimidad. Lo que procesamos con el entendimiento, lo procesamos en relación a nosotros. Se trata del sentido que le damos a lo que conocemos, de cuánto nos interesa una cosa,… Incluiríamos en este apartado a la conciencia, ligada a la intimidad de cada uno.

Nivel Volitivo: con este nombre nos referimos a la voluntad, a aquellos bienes que mueven al hombre a obrar una vez conocidos. A nivel físico, el hombre busca básicamente placeres: gratificación inmediata (Platón lo llamó apetito concupiscible). Conocemos un sabor, por ejemplo. Si es agradable, nos movemos para conseguirlo.
El nivel psíquico quiere otros objetos, aquello por lo que merece la pena luchar. Conocemos “Campeón del mundo de Boxeo”, y lo apetecemos como algo bueno, buscando en ello algún beneficio o gratificación (que puede ser desde mantener la salud con el ejercicio, hasta lograr el reconocimiento por el título). La diferencia con el nivel físico es abismal. Para satisfacer un placer, basta poco movimiento. En cambio, para satisfacer algo que nos interesa (porque lo vemos como algo bueno: p. ej., aprobar el bachillerato), hace falta mucho esfuerzo. La recompensa también es mayor.
El nivel espiritual quiere algo “fuera de mi”. No busca un bien “para mi”, sino un bien “en sí mismo”. Por ejemplo, una señora que cuida de su madre, con Parkinson, sabiendo que morirá. ¿Se puede esperar gratificación o reconocimiento por esa acción? Las acciones de la voluntad que buscan un bien en sí mismo, propiamente no se apetecen: es la conciencia la que nos impulsa a realizar este tipo de acciones.

Nivel afectivo: los afectos son sensaciones, estados o situaciones que no se buscan pero están presentes en la vida del hombre. En un nivel físico encontramos los impulsos. Pertenecen al cuerpo: el hambre, el impulso sexual, el cansancio,… (me encuentro cansado, por ejemplo).
En el nivel psíquico, encontramos los sentimientos y las emociones. Aunque tienen un componente psíquico, son también físicas.
- Sentimientos: tienen un origen físico, pero afectan a la psiqué. Por ejemplo, el enamoramiento (a veces se le llama química), es la atracción hacia otr@.
- Emociones: tienen un origen psíquico, pero afectan al estado físico. La ira, por ejemplo, puede ser producida por las acciones de otros. Y, tras un estado de ira, aparece el abatimiento.
En el nivel espiritual, no podemos hablar propiamente de afectos, sino de “estados”, que también afectan al cuerpo. La alegría, aunque se puede fomentar, proviene de “saber que se están haciendo las cosas bien”, o de “saberse querido”. Esos estados no se buscan: se dan en el hombre. En cuanto buscas la alegría, ésta desaparece. A lo máximo que se puede llegar buscándola es a “estar contento”.

La finalidad: a diferencia de “lo que se apetece”, es la razón por la que se hacen las cosas (muchas veces coincide). Por ejemplo, en un matrimonio en el que hombre y mujer buscan al otro (un bien en sí mismo), el acto sexual ya no sólo es satisfacción del instinto, sino donación de una persona a otra. Cada nivel presupone al otro: todo depende del fin con el que hagamos las cosas.